Millones en el mundo viven en angustia causada por los distintos miedos que la pandemia del coronavirus produjo, la incertidumbre laboral, financiera, empresarial o política tiene en vilo a la raza humana. El temor ha venido a invadir los corazones de muchas personas.

Sin embargo, debemos tomar en cuenta algunos conceptos sobre el temor. En un nivel, el temor es saludable, es una emoción inducida ante una amenaza percibida; es también, una emoción humana natural dada por Dios; un mecanismo básico de supervivencia que nos mantiene con vida y nos protege del peligro. No obstante, también existe una cosa llamada el temor no saludable.

Anuncios

Ahora bien, la palabra griega comúnmente usada en el Nuevo Testamento es phobos, de donde deriva la palabra fobia. Es el miedo no saludable, desproporcionado con relación al peligro que representa. Una reacción ante una evidencia falsa que se presenta como verdadera. Esto lleva a dramatizar una situación, sobreestimar el peligro y subestimar mi capacidad para enfrentarla.

Las fobias habituales incluyen miedos con relación a la salud, las finanzas, el fracaso, el envejecimiento, la muerte, la soledad, el rechazo, a no ser especial, a echarlo todo a perder, a hablar en público, a volar, a las alturas, a las serpientes y las arañas, etc. También incluyen cosas englobadas en la expresión inglesa FOMO («miedo a perderse algo» o «miedo a no ser especial»).

Pero hay un temor saludable. Aunque el Espíritu de Dios no genera temor negativo, existe un temor saludable: el temor de Dios. Desde luego, no implica vivir aterrorizados con respecto a Dios. En realidad, significa lo opuesto.

Es una comprensión de quién es Dios con relación a nosotros. Incluye respeto, reverencia, asombro, honor, adoración y alabanza; y aun podría traducirse como amor a Dios. Es reconocer el poder, la majestad y la santidad del Dios todopoderoso. Este nos lleva a tener un respeto saludable hacia Dios; se constituye como antídoto para los demás miedos y fobias que sentimos en la vida.

Teme a Dios y no tendrás que temerle a nadie ni a nada más. No es coincidencia que mientras el temor de Dios ha decrecido en nuestra sociedad, todos los demás temores se han incrementado. Es por eso que necesitamos regresar a una relación correcta con Dios. La expresión «no teman» es uno de los mandamientos más frecuentes en la Biblia. El concepto del «temor del Señor» es uno de los temas principales de Proverbios y aparece más de veinte veces en el libro. En Proverbios 1 del 20 al 33 hay una enseñanza clara, que termina con esta promesa: “Pero el que me obedezca vivirá tranquilo, sosegado y sin temor del mal».”

Debemos vivir sin temor a los daños. Este pasaje ofrece la clave para evitar el «miedo» y vivir «en paz y sin temor de ningún peligro». Es una decisión que tomamos. Si eres sabio, escogerás «temer al Señor» y escucharlo. Se promete que quien obra así, «vivirá tranquilo, sosegado y sin temor del mal».

Es por eso que lo mejor que uno puede hacer es escoger temer a Dios, escucharlo y arrepentirse cuando viniere la corrección. Escojamos este temor de Dios y estaremos en buenas manos y así podremos ser libres del miedo a sufrir daños, porque «El temor del Señor es un baluarte seguro que sirve de refugio a los hijos». Un baluarte es una construcción o recinto fortificado para resistir los ataques del enemigo. Un castillo es utilizado como un baluarte. Temer a Dios es igual a tener respeto reverente por Dios en todo lo que hacemos o decimos. Es decir, nunca perdemos el sentido de su maravillosa presencia alrededor nuestro.

Cuando tememos al Señor nos refrenamos de todo mal porque reconocemos que él es santo.

Asistimos a la iglesia porque reconocemos que él es digno de adoración. Hebreos 10:25 nos dice “No dejemos de congregarnos, como acostumbran a hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.”

Leemos su Palabra porque reconocemos que él es sabio. Vivir de esta manera da a nuestros hijos y amigos un sentido de seguridad y un lugar de refugio. Proverbios 1:33 es vital para creerlo y vivirlo: “Pero el que me obedezca vivirá tranquilo, sosegado y sin temor del mal».”

Autor: Dr. Jorge H. López

pastor@jorgehlopez.org

Por El Metropolitano

Somos un periódico alterno con noticias locales y nacionales de todo el territorio nacional de Guatemala

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Anuncios