El transporte público en la Ciudad de Guatemala se ha convertido en un símbolo persistente de la ineficiencia y la falta de acción municipal, evidenciando un fracaso continuo en la planificación y gestión de la movilidad urbana, esto a pesar de los esfuerzos como el Transmetro y el fallido Transurbano, la mayoría de los ciudadanos capitalinos enfrentan un sistema insuficiente, inseguro y oneroso, que afecta directamente la calidad de vida y la competitividad empresarial.

Existen datos que revelan la crisis y la gravedad de la problemática que se ilustra con datos concretos y realidades cotidianas:

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Como lo son el déficit de unidades y un servicio totalmente saturado y colapsado.

La Municipalidad tenía supuestamente autorizada la circulación de cerca de 3,000 buses (2,929), pero en la actualidad, solo circulan no más de 800 unidades entre Transmetro y Transurbano para atender la demanda de la ciudad.

Esto ha provocado que el sistema del conocido Transmetro, a pesar de ser considerado la mejor opción, haya rebasado sus capacidades, obligando a los usuarios a tener que hacer larguísimas filas en horas pico y viajar con una cantidad excedida de personas a bordo de estas unidades.

El Impacto económico en el usuario: La tarifa autorizada para el transporte tradicional es de Q1.10, pero ante la escasez de buses regulados («rojos»), los usuarios pagan tarifas que oscilan entre Q5 y Q15 por el mismo recorrido o uno más corto en otras unidades piratas.

Se estima que un 16% de los usuarios reporta que tienen que gastar más de Q21 en su traslado diario, incluso en cortas distancias además de sufrir con la inseguridad y violencia, dentro y fuera de las unidades del transporte público.

Históricamente, la violencia ha sido un problema grave. Para los guatemaltecos, por eso El proyecto del Transurbano, prometía ser dignificador, se vio afectado por la falta de supervisión y fiscalización, y el temor de los pasajeros a represalias por denunciar cobros excesivos, incluso frente a subestaciones policiales, debido a los frecuentes ataques contra pilotos.

Algunos expertos señalan que la falta de un sistema masivo adecuado, junto a los problemas de tránsito, se traduce en pérdida de competitividad para miles de empresas.

Pues el 14% de los usuarios de el área metropolitana reportan que tienen traslados de más de 2 horas, lo que ilustra el costo versus tiempo de los desplazamientos en la ciudad y en la periferia de la misma.

Proyectos como el Aerómetro o una vía que conectaría el norte y sur de la ciudad se han quedado, hasta ahora, solo en planes y promesas de políticos de turno y sin materializarse las soluciones a largo o corto plazo para la crisis de la movilidad.

La conclusión a la que se puede llegar es que: la deficiencia del transporte público no es solo un inconveniente, sino una negación de un derecho fundamental como la movilidad a cientos de miles de ciudadanos, por la incapacidad manifiesta durante 40 años de administración del Clan Arzú-Quiñonez, quienes han disminuido drásticamente las unidades en circulación, y el incumplimiento de las tarifas, además de la persistente inseguridad y la falta de avances en nuevos proyectos de infraestructura masiva demuestran que, a pesar de las inversiones pasadas y las promesas futuras, la Municipalidad de Guatemala no ha logrado establecer un sistema integrado, digno y eficiente, manteniendo a la capital sumida en un congestionamiento crónico y una grave desigualdad social en el acceso al traslado y al transporte público urbano.

Texto Estuardo Villalobos

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Por El Metropolitano

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