La vicepresidenta demócrata Kamala Harris y el exmandatario republicano Donald Trump se enfrentaron la noche de este martes en un encendido debate como candidatos presidenciales de Estados Unidos, en el que hablaron sin tapujos sobre racismo, migración, la guerra de Israel en Gaza y el ataque al Capitolio por parte de los seguidores del exgobernante.
El debate comenzó con un apretón de manos entre la vicepresidenta y candidata demócrata de 59 años y el expresidente republicano de 78.
Pero casi desde el minuto uno, saltaron chispas durante el debate de una hora y media transmitido por la cadena ABC desde Filadelfia, cuna de la democracia estadounidense en el este del país.
De pie detrás del atril, él permaneció serio sin apartar la vista de la cámara. Ella giraba de vez en cuando la cabeza para mirarlo con socarronería.
“Hemos limpiado el desastre de Trump”
“Nos dejó el peor desempleo desde la Gran Depresión la peor epidemia de salud pública en un siglo el peor ataque a nuestra democracia desde la Guerra Civil, y lo que hemos hecho es limpiar el desastre de Donald Trump”, dijo Harris.
Harris subrayó la necesidad de que la guerra en Gaza acabe de inmediato, mientras su rival en las elecciones del 5 de noviembre tachó su postura de débil e insinuó que bajo su mandato desaparecería Israel.
“Demasiados inocentes palestinos han sido asesinados. Lo que sabemos es que esta guerra debe acabar. Debe acabar de inmediato. Y para hacerlo necesitamos un acuerdo de alto el fuego y a los rehenes fuera. Seguiremos trabajando en ello”, dijo la candidata demócrata en el primer debate presidencial, celebrado en Filadelfia.
Por su parte, un irascible Trump alegó que “Israel desaparecerá” bajo una presidencia de Harris. “Ella odia a Israel. Si se convierte en presidenta, no creo que Israel exista en dos años”, dijo el expresidente estadounidense. “Israel desaparecerá”, repitió.
Trump a la defensiva
La vicepresidenta puso al republicano a la defensiva con una retahíla de ataques sobre los límites del aborto, su idoneidad para el cargo y sus innumerables problemas legales, mientras ambos candidatos buscaban votos en unas elecciones muy reñidas.
El magnate neoyorquino explotó en ataques personales y diatribas plagadas de falsedades sobre migración, las elecciones de 2020 o el aborto, mientras que Harris se mantuvo en calma, respondió con expresivos gestos faciales a las palabras de su adversario y consiguió evadir preguntas sobre sus puntos débiles frente a los votantes.
Harris, exfiscal, pareció meterse en la piel del expresidente en repetidas ocasiones, provocando en Trump una serie de réplicas. En un momento sacó a relucir los mítines de campaña del exgobernante, y dijo que la gente a menudo se va temprano “por cansancio y aburrimiento”.
Trump replicó: “Mis mítines son los más grandes, los más increíbles de la historia de la política”. Luego, al hablar sobre migración, pasó a una afirmación infundada de que los inmigrantes haitianos en Springfield, Ohio, se están “comiendo las mascotas” de los residentes.
“Hablando de extremos”, comentó Harris, riendo.
Los candidatos se enfrentaron en temas como la inmigración, la política exterior y la sanidad, pero el debate fue escaso en detalles políticos concretos.
En cambio, el enfoque contundente de Harris logró poner el foco en Trump, dejando a sus aliados jubilosos y a algunos republicanos reconociendo las dificultades de su líder.
En un impulso a la campaña de Harris, la megaestrella del pop Taylor Swift dijo a sus 283 millones de seguidores, en un post en Instagram, que apoyaría a Harris y a su su compañero de fórmula Tim Walz en las elecciones del 5 de noviembre. La publicación tuvo 2 millones de likes en 25 minutos.
Redacción Dw Español
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